La Sierra de Gredos

La Sierra de Gredos es el conjunto montañoso y espacio natural protegido de España, perteneciente al Sistema Central, de dirección SO-NE, que se extiende unos 100 km por la zona meridional de la provincia de Ávila (Comunidad Autómoma de Castilla y León) y cuyas estribaciones alcanzan también la provincia de Cáceres (Comunidad Autónoma de Extremadura).

Básicamente está constituida por dos alineaciones, la principal, que se extiende en la provincia de Madrid desde el Alto del Mirlo hasta el cerro de Guisando, al O de la depresión de San Martín de Valdeiglesias; y otra secundaria compuesta por la sierra de Cenicientos (cerros de Cadalso, Lancharrasa y Cenicientos) y la zona más oriental de la sierra de la Higuera, en la provincia de Madrid, así como por la sierra de San Vicente, prolongación de la anterior en la provincias de Cáceres y Toledo.

Está atravesada por tres puertos principales ?del Pico, de Béjar y de Tornavacas? y se prolonga al N por la sierra de Béjar y a la otra margen del Tiétar por las sierras de San Vicente, Jarandilla y Tras La Sierra, y culmina en los picos Plaza del Moro Almanzor(2.592 m) y Ameal de Pablo (2.571 m), los más elevados del Sistema Central.

La Sierra de Gredos forma divisoria de aguas entre las cuencas del Duero, al N, con aportes a través del Tormes, y el Tajo, al S, con aportes por medio del Alberche y del Tiétar.

La protección de la fauna de Gredos se remonta al año 1905, en el que ayuntamientos y propietarios hicieron donación de los derechos de caza a favor del Alfonso XIII. El Coto Real entonces creado pasó a denominarse Coto Nacional en tiempos de la II República, reclasificándose en el año 1982 a Reserva Nacional. Posteriormente ha habido intentos de creación de un parque nacional (1975 y 1977) y un parque regional de Castilla y León (1989), que hasta el momento no han conseguido otorgar a Gredos el rango de protección como espacio protegido por sus indiscutibles valores naturales.

Historia geológica

La roca más abundante de Gredos es el granito; en realidad, un conjunto de rocas, las graníticas, formadas principalmente por tres tipos de minerales: el cuarzo, el feldespato y las micas.

Hace unos 600 a 350 millones de años, en el Paleozoico o Era Primaria, el mar cubría la mayoría de lo que ahora son tierras emergidas en la Península Ibérica y, por supuesto, el actual emplazamiento de Gredos. Como es habitual, dicho mar era una cuenca de sedimentación donde se acumularon los detritos procedentes de las áreas elevadas y circundantes de dicho mar.

Hace ahora unos 350 millones de años, a finales del Paleozoico, la corteza terrestre comienza a convulsionarse por medio de unos formidables movimientos laterales de ascenso, la orogénesis, que originaron las cadenas montañosas. Esas presiones hacen que se eleven extensas áreas que anteriormente estaban hundidas, incluso sumergidas, y provoca la retirada del mar de esas mismas zonas. Se trata del primer período de plegamientos u orogénesis, el “Hercínico”, que originó la primera cordillera de “Gredos” con una orientación predominante de noroeste a sureste, es decir, transversal casi a su orientación actual de SO-NE.

Las rocas más antiguas, al enterrarse bajo el enorme peso de los nuevos sedimentos, sufrieron cambios sustanciales que incluían desde cambios en su orientación hasta transformaciones minerales por efecto de mayores presiones y temperaturas, así como por la proximidad del magma fundido y de la orogenia, originándose así las llamadas rocas metamórficas, que son las pizarras, esquistos, gneises, mucho más abundantes en el sector oriental del Sistema Central, esto es, en la Sierra de Guadarrama, que en Gredos.

Entre los 300 y los 40 millones de años, es decir, durante el resto del final del Paleozoico, todo el Mesozoico o Era Secundaria y parte del comienzo de la del Terciario, la erosión actuó sobre estas tierras no sólo emergidas sino elevadas en lo que podríamos llamar una “protosierra de Gredos”. Así, poco a poco, se rebajaron esos relieves hasta transformarse en una llanura o penillanura ligeramente inclinada hacia levante donde se sumergía en las aguas del primitivo Mediterráneo, el llamado mar de Thetys. Durante todo ese tiempo, prácticamente la línea de estas costas coincidía, aproximadamente, con la actual situación de la Cordillera Ibérica;, aunque el mar no estaba quieto, sino que avanzaba y retrocedía hacia dentro o hacia fuera de la Meseta.

Hace unos 40 millones de años, a mediados del Terciario, se reanuda la actividad orogénica. Es la llamada orogenia “Alpina”, porque es la que originó, entre otras, la famosa cordillera europea, así como el Cáucaso, el Himalaya, los Andes y la inmensa mayoría de los grandes sistemas montañosos actuales. En la Península, es cuando se forman los Pirineos y las Sierras Béticas y se rejuvenece el Sistema Central y Gredos. Por su parte, los materiales marinos depositados en los bordes de la Meseta también se pliegan y originan las cordilleras Ibérica y la Cantábrica.

Los materiales del centro de la Meseta, mucho más antiguos que esos sedimentos marinos, eran también demasiado poco elásticos para plegarse simplemente, demasiado rígidos; primero se abombaron, para luego fracturarse y quebrarse, hundiéndose unos bloques y elevándose otros. El valle del Tiétar, en Gredos, o el Lozoya, en Guadarrama, son hundimientos tectónicos, en tanto que sus líneas de cumbres, donde se encuentran los picos del Almanzor y Peñalara, respectivamente, son los ápices de los bloques elevados.

Los bloques elevados, restos de la bóveda fracturada, al ser atacados nuevamente por la erosión, produjeron sedimentos que, lógicamente, fueron a depositarse en las fosas hundidas adyacentes. Eso provocó una sobrecarga y las fosas se hundieron aún más, resaltando la diferencia de altura con los bloques elevados y éstos, además, siguieron elevándose libres del peso de dichos sedimentos y porque persistían los enormes esfuerzos laterales de la orgenia. Por todo ello, Gredos alcanzó entonces incluso alturas superiores a las actuales.

Otro efecto importante de la orogenia alpina fue la de inclinar al lado contrario, al Oeste, el gran bloque de la Meseta. Y es a partir de tan decisivo instante cuando los ríos meseteños, el Guadiana, el Tajo y el Duero, dirigen sus aguas hacia el sentido de esa inclinación, el Atlántico.

Uno de los hechos que primero saltan a la vista al contemplar Gredos, y en menor medida otros sectores del Sistema Central, es la enorme disimetría entre las vertientes norte y sur. El escarpe meridional es un cortado a pico, bruscamente descendiente hasta la hondonada del Tiétar, que circula por una fosa, en tanto que en la vertiente septentrional la Sierra desciende más suave y parabólicamente hacia el Duero. Hay pues un basculamiento hacia el Norte de los bloques elevados y un enorme salto de falla hacia el Sur. Por este motivo los ríos de la vertiente sur han ejercido una acción erosiva mucho más intensa, que es la que ha labrado las profundas gargantas que caracterizan el Gredos meridional.

En el comienzo de la presente Era, la Cuaternaria, se produce un nuevo rejuvenecimiento del relieve que favorece el encajamiento de los ríos actuales y un incremento de la erosión sobre las zonas altas.

Durante diversos momentos del Cuaternario, extensas zonas de la Tierra se vieron cubiertas por el hielo, o, si se prefiere, que las actuales zonas polares llegaron a extenderse tanto que alcanzaron a España, por ejemplo. Hasta un total de 41 glaciares, que hace pocos años se creían muchos menos, de diversos tipos (de circo, ladera y de valle) llegaron a existir, similares a los que hoy podemos contemplar en los Alpes, entre el Puerto del Pico y el de Tornavacas. El hielo, en muchas de estas zonas, alcanzó muchas decenas de metros de espesor y las “lenguas” de esos glaciares llegaron a tener hasta cinco y seis kilómetros de longitud.

Primero, durante el Plioceno y Pleistoceno, hace unos dos millones de años, se origina la depresión del Alto Tormes por efecto del basculamiento hacia el Norte y el brusco escalón meridional. Segundo, se modifican las redes fluviales antiguas y se definen las actuales, que se ven condicionadas por las fallas, diaclasas, relieves, etcétera de los movimientos tectónicos anteriores. De eso hace entre uno y dos millones de años, en el Pleistoceno inferior. En tercer lugar, se produce la época fría en el Sistema Central con fenómenos de hielo y deshielo que se conocen como periglaciarismos, si bien, no llegan a formar glaciares. Esto provoca la fractura de rocas, por los cambios bruscos de temperatura y la subsiguiente formación de cresterías o cuchillares, pedreras y los suelos de roquedo. Finalmente, acontece una fase húmeda y cálida, casi tropical, en la Meseta que agudiza los procesos fluviales terminándose de definir las cuencas y encajándose los torrentes, gargantas y valles. En este momento la vegetación y la fauna actuales se asientan en la zona y poco después lo hará el hombre.

También comienza la auténtica etapa glaciar. Hace menos de 100.000 años, durante la denominada fase glaciar del Würn, se produce un aumento de la acumulación de nieve en las antiguas cuencas de recepción fluviales. La progresiva compactación y acumulación troca la nieve en hielo, que comienza a deslizarse hacia los valles: se forman los glaciares que remodelan los antiguos valles fluviales y torrenciales, los clásicos en forma de “V”, transformándolos en valles glaciares en forma de “U” y en circos.

Finalmente, un nuevo y último avance del hielo, más restringido que el primero, que ocupa sólo parte de las antiguas cuencas, circos y glaciares, de forma que muchos glaciares de valle quedan reducidos a glaciares de circo. Continua en cambio, el modelado o “retoque” de picos, crestas y cuchillares que, tras el retroceso, por ahora definitivo, del hielo, dejan Gredos con su aspecto actual.

Los hielos glaciares se retiraron hace menos de 10.000 años y la zona queda expuesta a las acciones del hielo-deshielo, de la lluvia, los torrentes y ríos, y de la erosión, desarrollándose canchales o pedreras; corredores de rocas, deslizamientos de materiales por laderas, formación de praderas, cervunales y turberas, lagunas, etc.

En las laderas orientadas al Sur, la más poderosa erosión de sus gargantas acaba por destruir casi todos los glaciares restantes. En la vertiente norte, los ríos y torrentes, menos erosivos, se limitan a labrar estrechos cauces sobre la morrena terminal, colmatar algunas lagunas, desaguar otras y, en general, romper los frentes morrénicos. En la actualidad, los fenómenos de periglaciarismo están muy atenuados en Gredos, pero arroyos y gargantas siguen encajándose, prosiguiendo la erosión.

En el sector de la Peña del Mediodía, la Mira y los Campanarios se han localizado cinco glaciares o “restos” glaciares: el del “Jabalí”, que es un glaciar de ladera entre los 1.780 y 1.920 m, tratándose de una lengua simple con dos recuencos escasamente excavados y morrenas bien definidas; el segundo del sector es el de “la Covacha”, de ladera tendente a circo, que alcanzó menor altura que el anterior: 1.800 m.; el tercero es el de “los Conventos”, de valle tendente a ladera y que también alcanzó una cota máxima de 1.800 m. siendo su mínima de tan sólo 1.580; finalmente los glaciares de “la Lanchosa” y “Prado de la Casa”, este último alcanza los 2.000 m y aparece muy encajado en una artesa.

En el sector de los Campanarios y el Morezón existen dos artesas, la de Barbellido y las Pozas, pero son los existentes en el sector central de la Sierra, los “Picos de Gredos”, donde se asientan las mayores alturas, los más importantes: el Circo de Gredos, con el famoso recuenco, la Laguna y el Gargantón, con otro secundario, el Circo de la Hoya y otros accesorios en forma de nichos colgados como los del Morezón y los Barrerones. Es un conjunto de hoyas escalonadas, separadas por umbrales; una de estas hoyas, la más destacada, es la de la Laguna Grande o de Gredos. Los hielos almacenados ascendían hasta las actuales “portillas” entre los picos, pero cuchillares, picachos y cresterias siempre quedaron por encima y fuera de la acción directa de los hielos. Otro glaciar es el de Hoya Nevada, de ladera, así como el del Pinar de valle típico.

Finalmente, hay que mencionar otros 19 glaciares más, en la vertiente septentrional, desde el de Bohoyo al del Barco o la Vega, contabilizando un total de 29, a los que hay que añadir los necesariamente más modestos de la vertiente meridional: 12 más, hasta un total de 41.

Gredos puede ser considerado como un inmenso bloque batolito levantado hacia el Sur y suavemente basculado hacia el Norte cuya disposición y orientación está determinada por un sistema de hundimientos contiguos o grandes fallas de dirección este-noreste a oeste-suroeste, la más importante de las cuales es la que limita al Sur, la del Tiétar, en tanto que la del Norte, menos hundida, es la del Tormes-Alberche. A éstas se añade, cruzándolas perpendicularmente, otro sistema de fracturas en dirección norte-noroeste a sur-suroeste, que son las que subdividen el bloque y dirigen los pasos naturales o puertos y la disposición de los relieves secundarios.

Clima

Actualmente, el clima de la Sierra es de tipo mediterráneo. Se caracteriza por la alternancia de una época anual cálida y seca y otra más fría y húmeda con dos períodos intermedios. A medida que ascendemos en altura disminuyen la temperatura y la presión atmosférica y aumenta la insolación.

La precipitación media anual varía conforme a los diversos puntos, pero suele ser de más de 1.100 mm, siendo los meses más lluviosos enero, abril y noviembre, y los más secos julio y agosto.

Otro elemento de gran importancia es la nieve, en especial su espesor y duración. Este factor está estrechamente relacionado con la altitud, si bien, existe una cota, por encima de los dos mil metros, de nieves perpetuas.

Los climas locales de ambas vertientes son muy distintos, mucho más continentalizado el de la vertiente norte; y más benigno el de las solanas de la vertiente sur. El fhoen es un viento frío y muy seco que viene del Norte; los vientos cargados de humedad ascienden suavemente, enfriándose paulatinamente, por la umbría, y descargando lluvia a medida que eso sucede; al llegar a la cima son ya secos, provocando una “sombra” de lluvia en las solanas, pero ya están tan fríos que se desploman por los precipicios meridionales, lo cual provoca una suerte de fricción que calienta el ambiente y el aire circundante. Esto explica, tanto más que la simple exposición solar mayor en la vertiente de solana que en la de umbría, las diferencias entre ambos lados de la Sierra: al Norte, frío y mayor humedad, al Sur, más seco y cálido, y explica así mismo que junto a la Sierra de nieves perpetuas se den cultivos subtropicales, desde el naranjo al tabaco, pasando por el pimentón, si bien, también se ven favorecidos por la baja altitud del hundido valle del Tiétar y la Vera.

Vegetación

Los pisos de vegetación o pisos bioclimáticos son, de abajo a arriba, el bosque perennifolio esclerófilo de tipo mediterráneo, el bosque caducifolio, el bosque de coníferas, el matorral almohadillado y los céspedes alpinos.

Dos son los hechos definitorios del mundo vegetal de la montaña; a nivel de flora, la riqueza de especies propias endémicas y relícticas de épocas más frías; y a nivel de vegetación, la existencia de los famosos pisos altitudinales. En la solana, la vegetación de cada piso asciende más, puesto que la orientación al sur suaviza las condiciones de temperatura. Por el contrario, en las umbrías no es preciso ascender tanto para contemplar el mismo piso de vegetación.

Gredos atesora, por el momento, más de cien endemismos, entre especies y subespecies, exclusivos de Gredos, de todo el Sistema Central o bien de la gran región del Centro-oeste de la Península Ibérica. Muchas especies boreoalpinas, tras la retirada de los hielos cuaternarios, han resistido en estas “islas”.

Fauna

Gredos es, ante todo, un refugio de especies que de otra forma habrían desaparecido. La importancia faunística de esta Sierra es triple o, si se prefiere, se refiere a tres géneros de hechos distintos: En primer lugar, se erige en barrera hacia el Norte de los elementos faunísticos meridionales africanos o sureños, y, simétricamente, de última barrera hacia el Sur de los elementos norteños, centroeuropeos o eurosiberianos. De ese modo, en Gredos, se encuentran los limites de las áreas de distribución geográfica de muchas especies, así como las áreas de contacto entre especies, subespecies o razas afines o vicariantes. Además, las cumbres de las montañas actúan como “islas” frías rodeadas por el mar cálido de las llanuras, que acogen a los refugiados glaciares que puede sobrevivir, en la benignidad climática actual, en las cimas de esas montañas. Finalmente, Gredos es un refugio para la fauna hostigada en exceso del llano circundante, un último ámbito en el que desenvolverse sin interferencias.

Entre los endemismos alpinos, aparte de numerosos insectos, los casos más destacables son la salamandra del Almanzor, el sapo de Gredos, la lagartija serrana y la cabra montés. Quizá la única ave de montaña en Gredos oriunda del continente asiático sea el verderón serrano (Serinus citrinella), en tanto que unos pocos casos proceden de la taiga del Norte de Europa, como el piquituerto (Loxia curvirrostra). Por último, algunas especies son montañosas en España, pero en latitudes más altas, en Centroeuropa son habitantes de llanuras, como el bonito y típico pechiazul(Cyanosylvia svecica).

Entre la fauna refugiada de los llanos circundantes de la España central destacaba hasta hace pocos siglos el Dos son las especies de anfibios más características del Alto Gredos: la salamandra del Almanzor (Salamandra almanzoris) y el escuerzo o sapo de Gredos (Bufo gredosicola).Hay otras especies presentes en Gredos, como la rana patilarga (Rana ibérica)endemismo español, el tritón ibérico (Triturus boscai), igualmente un endemismo, presente sobre todo hasta el nivel del rebollar en fuentes y charcas; el tritón jaspeado (Triturus marmoratus), que asciende aún menos que su compañero al ser más termófilo y precisar aguas más cálidas; el sapo partero común (Alytes obstetricans), el sapillo pintojo (Discoglossus pictus), el sapo de espuelas (Pelobates cultripes), más ligado a ambientes secos y extraordinario excavador, el sapo común (Bufo bufo), pariente muy próximo al del Alto Gredos; el sapo corredor (Bufo calamita), la hermosísima ranita trepadora o de San Antonio (Hyla arborea) y su especie vicariante del Sur que, como ya se ha indicado tiene el límite de su área de distribución en contacto con el de la anterior, la ranita meridional (Hyla meridionalis), y finalmente, la rana común (Ranaridibunda). En conjunto, y sin excluir gratas sorpresas en futuras prospecciones, en Gredos se encuentra presente un 55%, algo más de la mitad, de la fauna total ibérica de anfibios.

Las mariposas nocturnas de Gredos, como las de los Alpes, tienen costumbres diurnas, contraviniendo la unanimidad del grupo zoológico al que pertenecen. Por su parte, las mariposas diurnas tienen el cuerpo densamente cubierto de vello, como las nocturnas de cualquier altura, lo que evita las pérdidas de calor. Así es el caso de la hermosísimaParnassius apollo, con varias subespecies endémicas del Sistema Central o de otras especies del género Colias.

En Gredos existen 23 especies de reptiles, frente a las 36 existentes en el conjunto de España. Están presentes los dos galápagos ibéricos, el leproso (Mauremys caspica) y el europeo (Emys orbicularis), en las corrientes lentas y cálidas de las cotas bajas. La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) llega hasta el límite superior del piso basal y aún más arriba, siempre en exposiciones soleadas y en parajes secos. Dos reptiles ápodos, ésto es, sin patas, pero que no son ofidios, el lución (Anguis fragilis) y la extraña culebrina ciega (Blanus cinereus). El eslizón ibérico (Chalcides bedriagai), que sólo presenta extremidades débiles y semiatrofiadas y su pariente, el eslizón tridáctilo (Chalcides chalcides), Entre el grupo de especies conocidas genéricamente como lagartos y lagartijas, están presentes nada menos que ocho especies: la lagartija colirroja (Acanthodactyluserythurus), la ibérica (Podarcis hispánica), la serrana (Lacerta monticola), la roquera (Lacerta muralis), la colilarga (Psammodromus algirus), la cenicienta (Psammodromus hispanicus), el lagarto ocelado o común (Lacerta lepida) y el bonito lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi).

Entre los ofidios, las que más ascienden son, precisamente, la víbora hocicuda (Vipera latasti) y la coronela europea (Coronella austriaca); la primera no suele subir más allá de los 1.500 metros, pero formas muy oscuras han sido halladas entre el piornal y los pastos alpinizados.

Para concluir el capítulo de endemismos, debemos mencionar la subespecie de un gran mamífero, la cabra montés de Gredos, distinta de las de otras sierras españolas. Además, un equipo de investigadores descubrió, en 2004 y en esta sierra, una especie de desmán que se creía extinta.

El hombre en Gredos

Lo primero que hay que decir al hablar del hombre de Gredos es que esta Sierra consiente la penetración más o menos temporal, como es el caso antiguo de los pastores o reciente de montañeros y excursionistas, pero no permite el asentamiento definitivo en su interior en forma de viviendas permanentes o poblaciones bien establecidas. Es éste un rasgo que diferencia radicalmente a esta sierra de otras cordilleras.

Gredos concita un gran número de actividades tradicionales, con especial dominio de las ganaderas, que se producen en la mitad del año favorable: la primavera y el verano, expulsando a esas gentes el resto del año.

Como formidable barrera natural entre las dos mesetas, y situada en el centro casi geométrico de la Península, la Sierra siempre ha tenido un alto valor geoestratégico y táctico. Así, es frecuente escenario de guerras civiles o fronterizas, de invasiones, saqueos, devastaciones o bandidaje.

La comarca es conquistada y repoblada por los primeros reyes castellanos en los siglos XI y XII, enfrentándose con los elementos hispano-musulmanes que se hacen fuertes en el interior de la Sierra, provocando incluso que ésta sea incendiada por los cristianos. La toponimia actual es elocuente con términos como el de Pico del Almanzor. Entre el 900 y el año 1.000 el caudillo moro Almanzor se adentró, sin embargo, en la Sierra, y el topónimo de su nombre se extendió a todo el paraje nuclear del Circo de Gredos, para luego restringiese a su máxima cumbre.

Ya en el siglo XIX, prácticamente en los aledaños del presente, se produce la invasión napoleónica de la Península y Gredos vuelve a acoger las guerrillas de rebeldes patriotas en su seno arisco; finalmente, se suceden los saqueos de las diversas facciones carlistas hasta concluir el siglo pasado, y los de los maquis de la Guerra Civilen el presente siglo.

Las referencias más antiguas de Gredos se hunden en la leyenda y el mito, remontándose a Carlomagno, en el siglo VIII, pues se supone que existen ya entonces referencias a las lagunas. El comienzo del siglo XX coincide con el despertar de un interés deportivo distinto del montañero: el cinegético, asociado a la cabra montés y al rey Alfonso XIII, que realiza la primera cacería en 1905. Por el contrario, el “alpinismo” como entonces se decía, o montañismo, se desarrolló en Gredos bastante más tardíamente que en otras sierras. En septiembre de 1910 se inaugura el refugio del Club Alpino en el Prado de las Pozas, lo que favorece las futuras incursiones al interior del Circo.

El aprovechamiento de sus pastos de altura es comunal. Mientras que en las partes bajas y valles de Gredos abundaba y abunda el minifundio, la pequeña propiedad como resultado inevitable de la repoblación castellana, las tierras altas han conservado una forma de propiedad prerromana o “germánica” de dehesas comunales administradas por los ayuntamientos para uso de sus vecinos. En el siglo XIX, como resultado de desafortunados procesos de desamortización, esas tierras se enajenan y subastan y pasan a formar grandes latifundios de particulares, lo que perjudicó de manera decisiva a la ganadería extensiva, principal recurso económico de la Sierra.

Quizá sea el Valle del Tiétar y La Vera la zona que mejor ha sabido conservar una original y diversa arquitectura popular. Muchos de sus pueblos, como Valverde y Villanueva de la Vera han merecido la declaración de Conjuntos Histórico Artísticos por la conservación de ese sabor y en especial por la belleza arquitectónica de sus plazas y callejuelas. Pueblos siempre con el telón de fondo de las cumbres nevadas de Gredos, por un lado, y el fértil Valle del Tiétar, que ahora riega el embalse del Rosarito, por otro.

Pero al margen de los pueblos y de la propia actividad de los mismos, se sitúan las gentes más propiamente serranas: los cabreros, en cierto modo supervivientes del neolítico. El cabrero es hombre marginal por muchas razones. Su actividad no es sólo dura y solitaria sino que estuvo perseguida y fue muy mal vista por los “forestales” que a veces, y no sin razones, acusaban al diente cabrío y a la ligereza del hacha de los desmanes que también serían imputables a una errónea política de repoblaciones. Sin embargo, en la actualidad está proliferando en demasía al amparo de una legislación benevolente, que pone en peligro la regeneración de la vegetación natural.

Bibliografía

ADRADOS, M. A., GARCÍA VIEL, E. y LÓPEZ, J.: La Sierra de Gredos: Guía de los Galayos, elCirco de Gredos y otras zonas de interés. Madrid: CHANES, R.: Arquitectura popular de la Vera. RIVAS MARTÍNEZ, S. ?Estudio de la Vegetación y Flora de las Sierras de Guadarrama y Gredos. Anales delinst. Bot. A. J. Cavanilles, tomo XXI, Fascículo I, Madrid, 1963.

A. Garmendia

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